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Mostrando entradas de abril, 2017

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Te dije que me saques una foto y me reía porque no podía salir natural cuando un lente me miraba atentamente.  - Fragmento de un texto que prometí escribirte y no lo hice

De cuando estabas

Por una vez, quiero dormir Abrazada a alguien Ya ves, me hace falta Un brazo que me contenga Por una vez, quiero sentir el calor De un cuerpo y despreocuparme Del mañana No te preocupes si lloro Ya ves mis penas  Se desahogan Por una vez, quiero hacer De tu respiro el mio De tu cuerpo, el mío 

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Éramos temporales, Jugando a ser para siempre

Oda a la siesta

Pasas todos los fines de semana intentando hacer algo, hay que aprovechar, veamos a todos, incluso a los que no podes. Inventa horarios absurdos para ver a las personas. Inventa horarios inexistentes.  Más importante, no duermas, no descanses. Para qué dormir? El sol nos irradia las ganas de salir. Para qué dormir? La lluvia nos invita a buscar un café.  Tu hermana siempre te grito por querer estar en tu cama que ya a la cama le tenes miedo. Las noches de llantos inconsolables y puro insomnio hacen que la veas como algo a evitar. No duermas a la tarde porque no dormís a la noche. No dormis a la tarde porque te convences que no dormis a la noche.  El cansancio es mayor pero no dormis, Excepto cuando tenes un brazo por tu cabeza y tus piernas no entran en el sillón.  La culpa sobrepasa pero La culpa es algo impuesto No es tuyo No tengas "culpa" de querer descansar No tengas culpa de dormir No tengas miedo a la cama No tengas miedo al insomnio  Tu descanso es tu ho

Hoy

Hoy hace cinco meses A las 6 en punto, Te fuiste Hoy el frío sigue Pero ha salido el sol Y mi dolor Lo transformo en amor

Escribo

Escribo y escribo No me preguntes El porqué  Solo sé que cuando escribo Mi alma es libre

Oda a la bronca

Imagina a una golondrina En tu hombro derecho Susúrrale Esto me genera bronca Voy susurrándole A la golondrina La bronca que llevo Por dentro Pero Son años y años De bronca acumulada, De gritos hechos silencios De gargantas mudas De músculos tiesos Son años De lágrimas escondidas De nudos en el cuerpo De llamas en el pecho De palabras en blanco Arde Troya en mis manos En mis ojos, Roma está en llamas. Le susurro a la golondrina Pero ya no sé quién Le susurra Si soy yo O La bronca

Pronunciamiento

Como puede ser que Cuando pronuncio tu  nombre Solo nacen nota musicales Pronuncio tu nombre Y los recovecos más  Inexplorados de mi cuerpo Tiemblan En algunas noches, Cuando la soledad se siente, Imagino tu cuerpo contra el mío Como extraño tu calor, Como extraño tu presencia Pronuncio tu nombre Y de mi cuerpo  Decanta el mar Pronuncio tu nombre Pero confieso que, a veces, Me pierdo en las letras

Lunes por la madrugada

Me carcomen varios pensamientos o quizás los domingos son peores porque todo se vuelve a resetear. Volvemos a los mismos lunes y no hay un día más. También pienso que es bueno resetear sino sería eterno y lo eterno no es bueno. Me gustan los principios y finales, pero no los finales abruptos. Los que no podes decir adiós o los que no sabes el porqué del adiós. Pienso en los saludos finales que no di a las personas queridas y a otras personas por falta de coraje o porque no quería decir una honestidad brutal. Pienso en los que no me dieron un saludo final, los que me dejaron sin explicación o los que no entendí. Algunos como las velas que se van apagando. Estos son algunos pensamientos de un lunes por la madruga

El duelo

Alguna vez escuché a un hombre decirle a una mujer “escribí sobre algo más interesante como… la muerte”. Siempre me pareció un tema de la vida cotidiana, todos nacemos y todos morimos. Nunca le tuve miedo a la muerte, porque en fin, dejas de vivir y todo se termina (para vos). Cuando tenía 8 años, mi abuela falleció y quise ir a ver el velatorio, más bien, lo exigí. Me acuerdo ver el cajón y ponerme en puntas de pie para verla. Solo la veía durmiendo en paz. Nunca supe como el cáncer la carcomía por dentro. Mi padre no paraba de llorar, lo único que quería era que no llorase (en ese entonces, para mí, los hombres no lloraban). A los 15 falleció mi abuelo pero eso ya lo venía internalizando y era una persona mayor. Tenía la costumbre de que cuando nos daban la noticia que le quedaban días para vivir, yo soñaba que se moría y al día siguiente, descubrían que tenía más meses de vida. Un día volviendo de Mendoza, nos despedimos; y al llegar a Buenos Aires, él había fallecido a ese horario