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Mostrando entradas de abril, 2013
No podes encontrar intimidad, un hogar, cuando siempre te escondes detrás de máscaras. La intimidad requiere un cierto nivel de vulnerabilidad. Requiere que uno exponga una parte tuya que este fragmentada o que sea contradictoria, porque siempre corres el riesgo de que lo rechacen a uno o que no te entiendan.
Creo que una de las grandes razones por las cuales las relaciones no funcionan a largo plazo es porque en algún punto, una de las personas o ambas, dejan de intentarlo. Antes de que uno llame a otro su "media naranja", hacían todo lo posible para hacer a esa persona feliz. Los buscaban, coqueteaban, eran encantadores. Mandaban mensajes a la mañana y a la noche, por ejemplo cuando te despertabas o te ibas a dormir. Escribían mensajes cursis solo para ver una sonrisa dibujarse en tu cara. Pero una vez que te tienen, todas esas cosas, al final, terminan. Los mensajes se dejan de mandar, las llamadas largas se convierten en llamados de un mintuo; y todos los cariños se convierten en discusiones día a día. Para que una relación funcione, nunca dejes de buscar a la otra persona. Solo por el hecho que esa persona es tuya, no significa que merecen menos que cuando uno trataba de ganarsela.
Quiero un hombre con el que pueda hablar de Proust, Rilke, Nothomb. Quiero compartir películas y esos cafés mágicos. Quiero que me abrace hasta que nos durmamos. Quiero que tenga el coraje de quedarse y no huir, y quiero que me haga sentir lo mismo. Quiero pasar noches desveladas mirando las estrellas o compartiendo escritos. Quiero que me enamore cada día y quiero darle mi amor, llenarlo de besos y caricias. Quiero escucharlo hablar de cualquier cosa y darle toda mi atención aunque sea como vio caerse a una persona. Quiero hacer el amor y que me pida que me quede con él. Busco a un hombre.
A veces quiero sentarme y mirar a una persona y escuchar todo lo que tiene para decir solo porque me gusta su cara, su voz y su existencia.