Mientras estoy acurrucada en la cama, veinte mil pensamientos revolotean en mi mente pero cuando decido escribirlos, paran y reposan en algún lado de mi mente. Sigo muy nerviosa, todo se acalambra y mi cabeza duele. Siento que mi corazón palpita cada vez más rápido y mi estómago se revuelve. Mis piernas flaquean y mis brazos están tiesos. Pienso en T. y en P. y solo quiero escapar. No se puede conseguir NemButal y nadie me lo va a querer recetar. Solo necesito estar bien otra vez, necesito alejarme de todos. Cuando le dije a I. que fue mi mejor profesor, no era porque halagaba lo que me había enseñado sino que me había enseñado todo lo que yo no quería ser. Solo quiero que se acabe el dolor y el miedo.

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