La mujer por Rilke
Nosotros estamos justamente entrando a considerar sin prejuicios y de un modo objetivo las relaciones de un individuo con otro, y nuestras tentativas para abandonarnos a tal comunicación no tiene ningún símil ante sí. Y sin embargo, en el camino del tiempo hay mucho que quiere ayudar a nuestro titubeante noviciado. La joven y la mujer, en su nuevo desarrollo serán transitoriamente imitadoras de los malos y buenos modales masculinos, y repetidoras de las profesiones varoníles. Tras la incertidumbre de tales tránsitos se demostrará que las mujeres habrán pasado por esos abundantes y variados disfraces -con frecuencia risibles- sólo para purificarse, en lo más peculiar de su naturaleza, de las deformadoras influencias del otro sexo. Las mujeres, en las cuales la vida se demora y habita más inmediata, fecunda y confiadamente que en el hombre, es preciso que en el fondo hayan llegado a ser humanos más maduros, seres más humanos que el hombre liviano -no atraído bajo la superficie de la vida...