Quiero un hombre con el que pueda hablar de Proust, Rilke, Nothomb. Quiero compartir películas y esos cafés mágicos. Quiero que me abrace hasta que nos durmamos. Quiero que tenga el coraje de quedarse y no huir, y quiero que me haga sentir lo mismo. Quiero pasar noches desveladas mirando las estrellas o compartiendo escritos. Quiero que me enamore cada día y quiero darle mi amor, llenarlo de besos y caricias. Quiero escucharlo hablar de cualquier cosa y darle toda mi atención aunque sea como vio caerse a una persona. Quiero hacer el amor y que me pida que me quede con él. Busco a un hombre.
Dulce, dulce es bailar al ritmo de violines
Y sin embargo, cada hombre mata lo que ama. Que todos oigan esto: unos lo hacen con mirada torva otros con la palabra halagadora; el cobarde lo hace con un beso, con la espada el valiente. Matan algunos el amor de joven y otros cuando viejos; estrangulan algunos con manos de lujuria, otros con manos de oro:el más amable usa el puñal para que el frío llegue antes. Aman algunos poco tiempo, largamente otros. Hay quienes compran y también quienes venden. El acto es cometido a veces en el llanto y otras sin un suspiro. Pues todos matan lo que aman; pero no todos mueren. No muere una muerte de vergüenza un día de desgracia oscura; ni nudo al cuello en la garganta lleva ni paño sobre el rostro; ni caen los pies primero por el piso al espacio vacío El lugar más exaltado es ese trono de gracia al que aspira todo el mundo. ¿Pero quién se erguiría en correa de cáñamo en el alto patíbulo y echaría través de collar asesino su última mirada al cielo? Dulce es bailar al ritmo de violines cuando la v
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