Me preguntaste si me gustaba escribir y titubie y te dije: si, puede ser; mientras tenía una birome en la mano y mi cuaderno y escribía sobre el color azul de tus ojos que se parecía al cielo de ese día y que me traían felicidad. Me preguntaste si algún día quisiese ser escritora mientras escribía sobre tu sonrisa y que me hacían acordar al atardecer y tus dientes al color de la luna, y te dije: no, no quiero ser escritora para escribir sobre personas a quienes no les importo. Y mientras dije eso, traté de describir tu sonrisa que ya ni me acuerdo como era

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